el cigarrillo ya se terminó y la noche es eterna. Me gusta que sea de noche, que el frío no se sienta. La luz naranja del farol y las plantas en el medio del estacionamiento.
Me gusta que todo tenga ladrillos, que sean gastados y marrones. Sin cubrir, sin tapar. La tierra que se acumula entre cada espacio, el cemento derretido, seco. El cable negro. Colgando como una guirnalda de Navidad. Un tubo de chimenea, o por ahí de gas, torcido que busca el camino por entre la pared. Me gusta el árbol. Hecho un laberinto. Buscando el calor, cada vez más de cerca. La luz es naranja, todas las luces son naranjas. Son más lindas así, más oscuras. Son luces más oscuras.
Uno tras otro, las ruedas chocando contra el piso. Un auto tras otro. Chillan como animales contra el asfalto. Y las ventanas, me encantan las ventanas. También tienen luces naranjas, cuadradas, iguales, parejas. Otras no tienen nada. Un agujero negro en el cemento.
Me gusta estar acá. Me gusta estar conmigo
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